5 canciones del mes

Big Yellow Taxi: 2020 en 5 canciones

Playa O Carreiro, O Grove.

Mi 2020 empezó diciéndole adiós a mi larga melena y arriesgando con un corte de pelo que rozaba los hombros. Se podía ir a los conciertos -sin distancia de seguridad- y los bares los cerrabas tú con el toque de queda que quisieras ese día. No éramos tan escrupulosos y no nos importaba beber a morro de la cerveza de tu amigo. En ese momento, la música de Harry Nilsson amenizaba mis trayectos en metro, en el que íbamos como sardinas en lata, sacando la cabeza del vagón entre estación y estación para coger aire.

Llegaron unos meses en los que el mundo siguió girando y nuestras vidas dejaron de ir a ese ritmo loco al que estábamos acostumbrados. Me dediqué a pintar, hacer confitería de confinamiento, leer y escribir… Tengo muchos textos sin publicar de esos meses y quiero despedir el año con uno de ellos que escribí en mayo:

Unas botas cowboy con lista de espera

No paro de darle vueltas y no sé por qué el destino se está riendo de esta manera de nosotros. Hay un anuncio en televisión en el que Matías Prats lanza una pregunta en el aire: ¿Dónde estabas hace unos meses?

Hace unos meses seguro que estaba corriendo porque no llegaba al metro, enviando y leyendo correos mientras caminaba por la calle , tomando café, cerrando bares o paseando sin saber aún que, esas esquinas y esas fachadas, se iban a convertir en mis lugares de peregrinaje mental durante los próximos meses.

He viajado tantas veces a mis recuerdos a través de las fotografías y de la música que estoy con jet lag crónico.

Me he imaginado tantas veces cómo serán esos paseos y encuentros con mis seres queridos, los viajes y el momento en el que poder estrenar aquel vestido de flores que estaba esperando aúnen el armario para poder disfrutarlo en primavera.

Recuerdo que en febrero, me compré unas botas estilo cowboy con la intención de ponérmelas en primavera con ese vestido. Algo por dentro me dijo que no llegaría a estrenar esas botas y las devolví.

No sé qué puedo hacer para que nos devuelvan esos meses del año que no hemos podido disfrutar. Supongo que como en todas las reclamaciones, hay lista de espera… Qué lástima que no se pueda solucionar con un bono, como el que ofrecen en las aerolíneas.


Y después de estas palabras, os dejo con las 5 canciones que han formado parte de mis días y mis noches durante este año tan atípico. ¡Música, maestro!

Trouble Sleeping – The Perishers: cuantísimas veces la habré escuchado a lo largo de este año…

One Headlight – The Wallflowers: de mis favoritas, sin duda. Tiene algo que la hace especial y muy sexy. No la suelo compartir con nadie, la verdad. Me encanta escucharla sola. Al buscarla en Youtube, me he encontrado con este comentario que define a la perfección esta canción: «This song it’s like an old friend you haven’t seen in ages»

Country Roads, Take Me Home – John Denver: Solíamos cantarla -mi amiga Yoli y yo- todas las noches en el mismo pub irlandés cuando estuvimos en Berlín en marzo y se ha convertido en la canción estrella siempre que nos volvemos a casa en coche juntas.

So Long, Marianne – Leonard Cohen: otra de las canciones que más me han marcado este año. Cohen la compuso para Marianne, su musa. Os comparto de nuevo este artículo que escribí hace meses en el que tengo una conexión muy especial con la canción: So Long, Marina: Serendipia

Tierra – Xoel López: durante esos meses encerrada, esta canción me hacía soñar con Galicia y la voz de Xoel me acompañaba en ese viaje mental por sus playas…

Un placer despedir otro año más con vosotros. Mis mejores deseos para el 2021.

¡Nos leemos!

Marina Lozano

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Música, maestro

So Long, Marina: Serendipia

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¡Hola! El post del día de hoy no tiene nada que ver con lo que suelo escribir normalmente en este blog. Tengo varias entradas sobre cantantes escritas y listas para ser publicadas, pero antes de que eso ocurra, os quiero contar una historia relacionada con la música que me ocurrió en Berlín hace un par de semanas.

Como os he adelantado, estuve hace unos días en la capital alemana con mi amiga Yoli. La verdad es que estuvimos en una burbuja; apenas éramos conscientes del revuelo que nos esperaba en cuanto pisásemos Madrid: colegios cerrados, clases canceladas, teletrabajo, escasez de papel higiénico (¿qué os pasa con eso?) …

Para quienes vean la serie de HBO: «El Cuento de la Criada», que se paren a pensar en esa escena en la que las criadas quedan para charlar en el supermercado a través de los estantes. Seguramente, teniendo en cuenta el estado en el que nos encontramos,  esa situación que antes nos parecía un disparate, ahora mismo es el pan nuestro de cada día…

La historia que os quiero contar tiene mucho que ver con las coincidencias. Ahí es cuando entra en escena la Serendipia, que es algo así como un «hallazgo afortunado e inesperado que se produce cuando se está buscando otra cosa distinta».

Como cada día en mi trabajo, a media mañana suelo bajarme a por un café. Mientras disfrutaba de mi capuchino, sonó «So Long, Marianne» de Leonard Cohen. Sonreí y ya os podéis imaginar cómo sigue la historia; la comencé a escuchar una y otra vez durante días: en el trayecto de metro al volver a casa, sacando a mi perro, en el ascensor… intenté grabarme cantándola, pero me resultó algo difícil.

Una vez en Berlín, después de recorrer cinco cafeterías, terminamos comiendo en un restaurante un poco tétrico. Al entrar, había que atravesar varias cortinas: una gruesa de tela y otra de plástico. Nuestras caras eran de «dónde nos hemos metido». Llevábamos despiertas desde las 3 de la mañana, habíamos desayunado a las 4, íbamos casi de empalme y teníamos hambre: nos daba igual todo. El local era muy oscuro, con cortinas de color burdeos y mesas de madera oscura. Nos sentamos en una mesa junto a la ventana, la única que tenía un poco de luz. Pedimos «lo típico» y mientras comíamos una especie de pilotes alemanas (nos encanten), ¡sonó «So Long, Marianne»!

Al día siguiente, mientras caminábamos por Kreuzberg, un barrio que me encantó, llamó mi atención un puestecito con cajas y cajas repletas de música. Adoro tocar los vinilos de segunda mano. ¿A quién pertenecieron? ¿Cómo es posible que alguien pueda deshacerse de ellos? ¿Qué recuerdos de otras personas permanecen encerrados en esas canciones?

Comencé a rebuscar entre las cajas. Después de toparme con algún álbum de Cat Stevens, James Taylor, Leo Sayer y Bruce Sprinsgteen, lo que no podía creerme era que un vinilo de Leonard Cohen me estaba mirando fijamente. Sí, era justo el que tenía la canción «So Long, Marianne».

Me lo llevé sin pensarlo. ¡Qué casualidad más bonita!

Por aquí os dejo mi canción:

«Now so long, Marianne
It’s time that we began to laugh
And cry and cry and laugh about it all again…»

#yomequedoencasaescribiendo y grabando un podcast para este blog…

¡Nos leemos!

Un abrazo,

Marina Lozano

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