Música, maestro

So Long, Marina: Serendipia

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¡Hola! El post del día de hoy no tiene nada que ver con lo que suelo escribir normalmente en este blog. Tengo varias entradas sobre cantantes escritas y listas para ser publicadas, pero antes de que eso ocurra, os quiero contar una historia relacionada con la música que me ocurrió en Berlín hace un par de semanas.

Como os he adelantado, estuve hace unos días en la capital alemana con mi amiga Yoli. La verdad es que estuvimos en una burbuja; apenas éramos conscientes del revuelo que nos esperaba en cuanto pisásemos Madrid: colegios cerrados, clases canceladas, teletrabajo, escasez de papel higiénico (¿qué os pasa con eso?) …

Para quienes vean la serie de HBO: «El Cuento de la Criada», que se paren a pensar en esa escena en la que las criadas quedan para charlar en el supermercado a través de los estantes. Seguramente, teniendo en cuenta el estado en el que nos encontramos,  esa situación que antes nos parecía un disparate, ahora mismo es el pan nuestro de cada día…

La historia que os quiero contar tiene mucho que ver con las coincidencias. Ahí es cuando entra en escena la Serendipia, que es algo así como un «hallazgo afortunado e inesperado que se produce cuando se está buscando otra cosa distinta».

Como cada día en mi trabajo, a media mañana suelo bajarme a por un café. Mientras disfrutaba de mi capuchino, sonó «So Long, Marianne» de Leonard Cohen. Sonreí y ya os podéis imaginar cómo sigue la historia; la comencé a escuchar una y otra vez durante días: en el trayecto de metro al volver a casa, sacando a mi perro, en el ascensor… intenté grabarme cantándola, pero me resultó algo difícil.

Una vez en Berlín, después de recorrer cinco cafeterías, terminamos comiendo en un restaurante un poco tétrico. Al entrar, había que atravesar varias cortinas: una gruesa de tela y otra de plástico. Nuestras caras eran de «dónde nos hemos metido». Llevábamos despiertas desde las 3 de la mañana, habíamos desayunado a las 4, íbamos casi de empalme y teníamos hambre: nos daba igual todo. El local era muy oscuro, con cortinas de color burdeos y mesas de madera oscura. Nos sentamos en una mesa junto a la ventana, la única que tenía un poco de luz. Pedimos «lo típico» y mientras comíamos una especie de pilotes alemanas (nos encanten), ¡sonó «So Long, Marianne»!

Al día siguiente, mientras caminábamos por Kreuzberg, un barrio que me encantó, llamó mi atención un puestecito con cajas y cajas repletas de música. Adoro tocar los vinilos de segunda mano. ¿A quién pertenecieron? ¿Cómo es posible que alguien pueda deshacerse de ellos? ¿Qué recuerdos de otras personas permanecen encerrados en esas canciones?

Comencé a rebuscar entre las cajas. Después de toparme con algún álbum de Cat Stevens, James Taylor, Leo Sayer y Bruce Sprinsgteen, lo que no podía creerme era que un vinilo de Leonard Cohen me estaba mirando fijamente. Sí, era justo el que tenía la canción «So Long, Marianne».

Me lo llevé sin pensarlo. ¡Qué casualidad más bonita!

Por aquí os dejo mi canción:

«Now so long, Marianne
It’s time that we began to laugh
And cry and cry and laugh about it all again…»

#yomequedoencasaescribiendo y grabando un podcast para este blog…

¡Nos leemos!

Un abrazo,

Marina Lozano

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Un comentario en “So Long, Marina: Serendipia

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