Música, maestro

James Taylor: una leyenda en Madrid

James Taylor en el Auditorio Nacional de Música, Madrid. Marina Lozano

Cuando era pequeña, mi sueño era cantar con James Taylor y era algo que se hacía realidad una y otra vez al hacerle los coros cada vez que me subía al coche y sonaban sus canciones. Ayer en el Auditorio, se repitió ese sueño de niña, ya que James Taylor vino sin sus coristas y tuve que acompañarle desde mi asiento.

El concierto empezó con «Something in the way she moves» y al terminar de tocarla, puso en contexto a un público que se sabía su vida, obra y milagros de memoria. Por si no sabes a qué contexto me estoy refiriendo, la primera frase de la canción «Something» de los Beatles, fue tomada prestada de la canción de James Taylor con la que ayer abrió su concierto en Madrid.

A lo largo de la noche, tuve emociones encontradas al escucharle, ya que está claro que los años pasan para todos. Me acordé de mi primer concierto, que fue justo viéndole a él en el Umbria Jazz de Perugia (Italia), cuando tenía 11 años. Lo recuerdo perfectamente, al igual que las ganas, la ilusión y los nervios de esa noche, que fueron los mismos que tuve ayer.

Era inevitable no emocionarme con alguna de sus canciones y más si su música forma parte de la banda sonora de mi vida. «Sweet Baby James», «You’ve Got a Friend» o «Carolina in My Mind» fueron las que me hicieron llorar de una mezcla de alegría, nostalgia y recuerdos que se me venían a la cabeza. Menos mal que llevaba rímel waterproof.

Como te he contado antes, Taylor vino sin la mitad de su banda. En el escenario le acompañó Steve Gadd a la batería, Jimmy Johnson al bajo y Michael Landau a la guitarra. Eché de menos volver a ver a todos al completo, pero esa suerte sólo la tendrán los fans de UK que vayan a verle durante esta gira.

Después del breve descanso que hizo, nos deleitó con «Don’t Let Me Be Lonely Tonight», una balada preciosa que compuso para su ex mujer Carly Simon allá por el siglo pasado.

Taylor nos comentaba con un acento español muy simpático que tenía partes pregrabadas de la siguiente canción que nos iba a tocar, haciéndole un guiño a Joni Mitchell, que estuvo presente a los coros en «Long Ago and Far Away».

Con «Mexico» y «Shower The People», el público se lanzó a cantar. Un público entregado al que no parecía importarle el paso del tiempo. Él no daba crédito de la acogida que tuvo por parte de sus fans españoles y nosotros no dábamos crédito al tener delante a toda una leyenda.

James Taylor es de esos cantantes con los que no puedes evitar sonreír al verles hablar o cantar: provocan ternura. Espero poder intercambiar algunas palabras con él en algún momento de su vida; es algo que tengo pendiente en mi lista de retos.

Antes de despedirme, quiero compartir contigo la crónica del periodista Fernando Neira (El País). Tiene una forma muy bonita de introducirte en cada uno de los conciertos a los que asiste:

Cántame otra vez, James Taylor: clásico y eterno en el Auditorio Nacional

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Las Noches del Botánico y Diana Krall en otras palabras

Diana Krall en las Noches del Botánico, Madrid. Jero Romero

Ya no recordaba con cuánta antelación tenía que salir de casa para llegar bien a la facultad. Aunque el camino era el mismo, la diferencia era que no iba a entrar en el edificio de Ciencias de la Información, sino que iba a pasar de largo y a detenerme más adelante para disfrutar de la última Noche del Botánico de 2022.

Al entrar, el de seguridad me miró con compasión al ver que sólo tenía una entrada. Lo que él no sabe es que es mejor ir sola que acompañada de alguien que no pueda apreciar la belleza de lo que va a ver.

Me senté, le di un sorbo a mi tinto, saludé a mi compañero de asiento —como cuando viajas en avión— y unas manos comenzaron a tocar el piano; una banda de músicos acompañó esas notas y se hizo la música. La piel de gallina. He escuchado la voz de Diana Krall desde que soy bien pequeña, pero nunca la he visto actuar en directo. Una experiencia que repetiría sin duda.

El concierto comenzó con Where Or When, seguido de I Don’t Know Enough About You y All Or Nothing At All. De momento el público estaba muy tranquilo; mirando embobado a esa mujer de melena rubia y voz particular.

Uno de mis momentos favoritos fue cuando comenzó a cantar Devil May Care, una canción que me encanta y que a ella le sale de lujo. Otro músico que hace una versión muy diferente de este tema es Jamie Cullum. ¡Qué pena que no la tocase en directo en el Mad Cool!

A la canción de Sinatra: In The Wee Small Hours Of The Morning, le añadió al piano un trocito de Another Day, de Paul McCartney. Ese detalle me hizo sonreír, al igual que la canción East Of The Sun (And West Of The Moon). Eché de menos que tocase alguna versión de las que tiene de Joni Mitchell; otra vez será.

Diana Krall puso el broche final a 47 noches de música en directo, creando una conexión mágica en un ambiente íntimo que fue posible gracias a su banda: Anthony Wilson (guitarra), Robert Hurst (bajo) y Karriem Riggins (batería).

Por aquí te comparto la siguiente crónica de Fernando Neira (El País) con muchos más detalles del concierto. Es la única que he leído que me demuestra que vio y sintió lo mismo que yo: Cuando Diana Krall tiembla, el Botánico se estremece.

Así como crítica personal, si ves que es un concierto en el que hay que estar sentado, no estés molestando constantemente a los demás levantándote porque necesitas ir al servicio, porque se te ha terminado la bebida o porque te llaman por teléfono. Por no hablar de quienes se pasan la noche con la cara iluminada cual luciérnaga o gusiluz por el teléfono.

Esto es un concierto de jazz; cualquier ruido puede hacer que el público o incluso el músico, pierda su concentración, y más cuando la gente camina por las plataformas metálicas de las gradas con la pisada de un elefante. Desde luego, hay determinadas personas que no deberían salir de sus casas ni para hacer la compra.

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