
El artículo que os comparto hoy en Big Yellow Taxi tiene cierto aire gallego y no es para menos, ya que mi amiga y compañera Bitácora improbable nos habla del grupo Golpes Bajos y del álbum «A Santa Compaña» en un post que ha escrito especialmente para el día de hoy. No es el tipo de música que suele aparecer en este blog, pero hay que estar abierto para escuchar nuevas propuestas musicales. Dicho esto, os dejo en sus manos y no en las de A Santa compaña:
“A Santa Compaña”. Hagan caso a los Golpes Bajos. Qué magníficamente bien sigue sonando este trabajo.
Para poner en contexto, Golpes Bajos fue un grupo formado en 1982 por Germán Coppini y Teo Cardalda en Vigo. El primero de ellos en aquel momento era el cantante de los grandísimos Siniestro Total y Cardalda era un multiinstrumentista por cuyo “estudio” (“un chamizo” en palabras de Coppini) pasaban los mejores músicos de Galicia. Desde su primera maqueta, el grupo llamó la atención por sus letras y la calidad de las composiciones, notoriamente superior a la media de lo que se estaba haciendo entonces en España. Su sonido era, y sigue siendo, inclasificable; pero para definirlo de alguna manera, lo podemos etiquetar como post punk con influencias tecnopop, partes muy rítmicas y alguna aportación de ritmos latinos. El cuarteto se completaba con Pablo Novoa (guitarrista) y Luis García (bajo).
El álbum que nos ocupa realmente fue el único disco de larga duración (¿alguien se acuerda de lo que era aquello?) que grabó la banda, siendo el resto singles y un EP. Se publicó en 1984 y fue un éxito de crítica y público. En él, podemos encontrar canciones tan míticas como “Escenas Olvidadas”, muy bailable, con un Germán Coppini que le da por sorprendernos con una imitación (fallida) del acento cubano, mezclada con unos chillidos agudos que descolocan al oyente. “Hansel y Gretel”, una canción hija de su tiempo, con unos ritmos y un bajo contundente estilo ochentero total. “Colecciono Moscas”, la desasosegante historia de un tipo que colecciona moscas que se devoran entre ellas en los frascos en las están encerradas y que acaban devorando a su carcelero. “Cena Recalentada”, con uno de los estribillos con los que más gente se puede sentir identificada (“¿Dónde has estado?/Mira qué facha/¿Qué horas son estas?/Vete a la cama”) y “Fiesta de los Maniquíes”, extraordinario single rescatado de una etapa anterior.
Pero mi canción favorita sin duda es la que da título al disco y que lo relaciona con la festividad que celebramos estos días: “A Santa Compaña”. Empieza con una percusión violenta y seca, con un Germán Coppini que nos atemoriza con una voz susurrante, advirtiéndonos sobre las acciones de la Compaña. A continuación, el ritmo se acelera para apremiarnos a que cerremos ventanas y nos encomendemos a los santos para librarnos del martirio de las almas en pena.
La portada del disco es un auténtico “cuadro”. He de reconocer que cuando vi la foto del vinilo en mi más tierna juventud, me dio un ataque de risa en la tienda que no pasó desapercibido entre los presentes. El grupo no tiene ni el menor pudor ni vergüenza en ataviarse con ropajes típicos de campesinas de la tierra, y su actitud me hace dudar entre si están esperando a A Santa Compaña para enfrentarse a los espíritus o más que nada, por la pose de Coppini, este va a ser la víctima que sus compañeros van a entregar a las ánimas.
Y es que A Santa Compaña es la leyenda gallega más famosa. Para entender su origen, nos tenemos que remontar al siglo XI. Resumiendo mucho, se trata de la aparición de una fila de encapuchados fantasmales cuya función no es otra que la de poner sobre aviso de una futura defunción. A la cabeza de esta procesión, hay una persona viva, que puede llevar en sus manos una cruz o un caldero con agua y, tras él, van varios encapuchados en fila recta que van cantando o rezando, portando velas y una campanilla.
Por supuesto, sólo salen de noche y su presencia también puede provocar niebla, vientos u olores raros como a cera. Para terminar de redondear este “malrollismo”, diremos que el vivo que encabeza la marcha es el siguiente que va a morir en el pueblo y, una vez pase a formar parte de la macabra comitiva, el siguiente desafortunado que se tope con ellos, será el que vaya al frente de la misma y… ya saben lo que le sucederá.
Hagan por tanto caso a los consejos que les dan Golpes Bajos en la canción que da título a este fantástico disco para evitar a tan funesta compañía, y hagan caso por favor a mi humilde consejo: si no conocen este trabajo, escúchenlo y si ya lo oyeron en su día, denle otro repaso que les va a volver a encantar. Feliz Halloween.
Y con esto y un bizcocho… That’s all folks! Por aquí os dejo el enlace a su blog por si os apetece echarle un vistazo Bitácora Improbable y un artículo que escribió para Big Yellow Taxi hace unos meses:
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¡Nos leemos!
Marina Lozano