
Esta vez me hace especial ilusión escribir este post, ya que desde pequeña he escuchado su música y no creo que haya mejor manera de recordarle y de mantener viva su voz que seguir compartiendo sus canciones. Sólo vivió 30 años, pero su música perdura en el tiempo: se trata de Jim Croce.
Jim Croce nació el 10 de enero de 1943 en South Philadelphia (Pensilvania, Estados Unidos). Sus padres fueron inmigrantes italianos, James Albert Croce y Flora Mary Babucci. Estudió Psicología en la Universidad Villanova, donde coincidió con Don McLean.
Se trasladó a Nueva York a probar suerte, pero sus experiencias neoyorquinas no dieron el resultado que esperaba Croce y eso le llevó incluso a componer una canción que mostraba su decepción con aquella ciudad que no sentía como su hogar: ‘New York’s not my home’.
Aunque no tuviera mucha suerte en la ciudad de los rascacielos, conoce a la que sería su mujer, Ingrid Jacobson, con quien formó un dúo en el que cantaban temas de Joan Baez y Gordon Lightfoot entre otros.

En 1966, Jim Croce lanza su primer álbum, Facets, que contó tan solo con 500 copias impresas. El álbum fue financiado por los padres de Croce como regalo de bodas, con el fin de que renunciara a la música, pero el álbum resultó ser un verdadero éxito.
Jim e Ingrid Croce, siguiendo el consejo de su productor musical: Tommy West, deciden irse a Nueva York en 1968, para grabar su primer disco juntos. Durante los siguientes dos años, viajaron a lo largo de 480.000 km, cantando en locales para promocionar el álbum Jim & Ingrid Croce.
Desilusionados por el negocio de la música, regresaron a Pensilvania, donde vendieron todas sus guitarra menos una, que Jim utilizaba para seguir componiendo mientras trabajaba de camionero. Poco tiempo después tuvieron un hijo al que llamaron Adrian James Croce, quien a día de hoy, se dedica al mundo de la música.
A partir de 1970, Croce empieza a trabajar con Maury Muehleisen, guitarrista y pianista que solía aparecer con él en sus actuaciones. La influencia de Muehleisen es fundamental para darle impulso que necesitaba su carrera musical.
En 1972, graba You don’t mess around with Jim, trabajo donde podemos encontrarnos temas increíbles como Operator y Time in a bottle. (Escuchad esas canciones porque son sencillamente fantásticas).
En 1973, sale a la venta Life and times, su segundo disco, del que destaca Bad, bad Leroy Brown, Alabama Rain o Dreamin’ Again.

Parecía que por fin había encontrado el camino para triunfar, pero el destino es muy caprichoso y un jueves 20 de septiembre como el de hoy pero de 1973, durante la gira de presentación del álbum Life and Times, Jim Croce se sube a una avioneta con destino a Texas. Tras el despegue, la avioneta no logró coger suficiente altura y termina estrellándose contra un árbol que se encontraba al final de la pista. Croce y otros cinco mueren (entre ellos Muehleisen).
Al día siguiente, su álbum I Got a Name salía a la venta. Su muerte haría que la venta de su disco consiguiese una semana después tres discos de oro. Jim Croce terminó convirtiéndose en una de las personas más influyentes en la historia del folk americano.
Jim logra transmitir a través de su voz y la melodía de sus canciones, nostalgia absoluta. Esa misma voz es la que te llega al corazón y te hace sonreír por dentro. No puedo evitar sentir un cosquilleo en las mejillas cada vez que escucho su música. Pura magia.
Desde donde quiera que estés… ¡gracias por tu música, Jim!
¡Nos leemos!
Marina Lozano