
Mi 2020 empezó diciéndole adiós a mi larga melena y arriesgando con un corte de pelo que rozaba los hombros. Se podía ir a los conciertos -sin distancia de seguridad- y los bares los cerrabas tú con el toque de queda que quisieras ese día. No éramos tan escrupulosos y no nos importaba beber a morro de la cerveza de tu amigo. En ese momento, la música de Harry Nilsson amenizaba mis trayectos en metro, en el que íbamos como sardinas en lata, sacando la cabeza del vagón entre estación y estación para coger aire.
Llegaron unos meses en los que el mundo siguió girando y nuestras vidas dejaron de ir a ese ritmo loco al que estábamos acostumbrados. Me dediqué a pintar, hacer confitería de confinamiento, leer y escribir… Tengo muchos textos sin publicar de esos meses y quiero despedir el año con uno de ellos que escribí en mayo:
Unas botas cowboy con lista de espera
No paro de darle vueltas y no sé por qué el destino se está riendo de esta manera de nosotros. Hay un anuncio en televisión en el que Matías Prats lanza una pregunta en el aire: ¿Dónde estabas hace unos meses?
Hace unos meses seguro que estaba corriendo porque no llegaba al metro, enviando y leyendo correos mientras caminaba por la calle , tomando café, cerrando bares o paseando sin saber aún que, esas esquinas y esas fachadas, se iban a convertir en mis lugares de peregrinaje mental durante los próximos meses.
He viajado tantas veces a mis recuerdos a través de las fotografías y de la música que estoy con jet lag crónico.
Me he imaginado tantas veces cómo serán esos paseos y encuentros con mis seres queridos, los viajes y el momento en el que poder estrenar aquel vestido de flores que estaba esperando aúnen el armario para poder disfrutarlo en primavera.
Recuerdo que en febrero, me compré unas botas estilo cowboy con la intención de ponérmelas en primavera con ese vestido. Algo por dentro me dijo que no llegaría a estrenar esas botas y las devolví.
No sé qué puedo hacer para que nos devuelvan esos meses del año que no hemos podido disfrutar. Supongo que como en todas las reclamaciones, hay lista de espera… Qué lástima que no se pueda solucionar con un bono, como el que ofrecen en las aerolíneas.
Y después de estas palabras, os dejo con las 5 canciones que han formado parte de mis días y mis noches durante este año tan atípico. ¡Música, maestro!
Trouble Sleeping – The Perishers: cuantísimas veces la habré escuchado a lo largo de este año…
One Headlight – The Wallflowers: de mis favoritas, sin duda. Tiene algo que la hace especial y muy sexy. No la suelo compartir con nadie, la verdad. Me encanta escucharla sola. Al buscarla en Youtube, me he encontrado con este comentario que define a la perfección esta canción: «This song it’s like an old friend you haven’t seen in ages»
Country Roads, Take Me Home – John Denver: Solíamos cantarla -mi amiga Yoli y yo- todas las noches en el mismo pub irlandés cuando estuvimos en Berlín en marzo y se ha convertido en la canción estrella siempre que nos volvemos a casa en coche juntas.
So Long, Marianne – Leonard Cohen: otra de las canciones que más me han marcado este año. Cohen la compuso para Marianne, su musa. Os comparto de nuevo este artículo que escribí hace meses en el que tengo una conexión muy especial con la canción: So Long, Marina: Serendipia
Tierra – Xoel López: durante esos meses encerrada, esta canción me hacía soñar con Galicia y la voz de Xoel me acompañaba en ese viaje mental por sus playas…
Un placer despedir otro año más con vosotros. Mis mejores deseos para el 2021.
¡Nos leemos!
Marina Lozano