Música, maestro

45 años sin Elvis Presley

Elvis Presley. Ilustración de Hanoch Piven

Se cumplen 45 años desde que nos dejó el rey del Rock. Es curioso, pero cuando las explicaciones racionales no parecen suficientes, al ser humano le gusta inventar. Y es por eso que hay una serie de teorías que afirman que Elvis sigue vivo y en Big Yellow Taxi te las voy a contar:

Un 16 de agosto de 1977, Elvis fue hallado muerto en uno de los baños de Graceland, la mansión que tenía en Memphis. Desde entonces, sus restos reposan en el jardín de su casa, junto a los de sus padres y su hermano gemelo, convirtiéndose así en un lugar de peregrinaje cada año.

En la siguiente imagen se puede observar la caravana de coches que se formó en el funeral de Elvis, quien fue trasladado en un Cadillac, su coche favorito:

Unos días después de su muerte, hubo quienes se negaron a creer que El Rey del Rock nos había dejado para siempre y fue entonces cuando comenzaron a brotar teorías que pretendían demostrar que Elvis permanecía vivo:

Presley ayudó al FBI en una operación para desenmascarar a una organización criminal de estafadores llamada “The fraternity”. La escritora Gail Brewer-Giorgio en su libro Is Elvis Alive, cuenta que uno de los miembros de esa organización descubrió a Elvis, por lo que el FBI le ingresó en un programa de protección de testigos. “Elvis fingió su muerte porque iba a ser asesinado y no había duda de ello”, dijo la escritora en una entrevista que le concedió a la revista Time.

Un error en su tumba: el segundo nombre del Rey era Aaron, como su hermano gemelo fallecido, pero hay quienes aseguran que en realidad era Aron (con una ‘a’), y que en su tumba fue mal escrito a propósito, puesto que la familia no podía escribir su nombre real si él permanecía vivo.

Un billete de avión a Argentina: pocos días después de que se anunciara la muerte de Elvis, un hombre muy parecido a él, fue al aeropuerto de Memphis y compró un billete de ida a Buenos Aires bajo el nombre “John Burrows”, un pseudónimo que Elvis utilizaba para reservar habitaciones de hotel y así poder pasar inadvertido.

Años más tarde, este mismo Burrows adoptó el nombre artístico de Orion, con el que ofrecía actuaciones en las que imitaba a El Rey, cubierto con un antifaz. Sus espectáculos no dejaban indiferente al público que acudía a verle, debido al gran parecido físico y a su voz inigualable. Jamás se podrá demostrar si Burrows era o no el verdadero Elvis, ya que falleció en 1998.

Cameo en «Solo en casa»: en la película de 1990 protagonizada por Macaulay Culkin, aparece un hombre de rasgos muy similares al Rey del Rock and Roll o al menos eso creen sus fans. Esto ocurre en la escena en que la madre de Kevin, el protagonista de la película,  intenta conseguir un vuelo de regreso a casa:

El supuesto Elvis es el hombre que aparece en la escena con una americana gris

Quería estar presente en su cumpleaños número 82: dentro de la gran cantidad de personas que le rindieron homenaje en Graceland, había un hombre con barba y gafas de sol oscuras que iba acompañado de guardaespaldas. Sus seguidores aseguraban que era el mismísimo Elvis.

That’s all folks! Queda pendiente la reseña sobre su película, que iré a verla próximamente en los mejores cines y te contaré qué me pareció. No sé si saldrán más teorías, pero Elvis sigue vivo cada vez que suena en la radio, en el coche, en la ducha o en este blog gracias a la siguiente canción con la que me despido por hoy:

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Las Noches del Botánico y Diana Krall en otras palabras

Diana Krall en las Noches del Botánico, Madrid. Jero Romero

Ya no recordaba con cuánta antelación tenía que salir de casa para llegar bien a la facultad. Aunque el camino era el mismo, la diferencia era que no iba a entrar en el edificio de Ciencias de la Información, sino que iba a pasar de largo y a detenerme más adelante para disfrutar de la última Noche del Botánico de 2022.

Al entrar, el de seguridad me miró con compasión al ver que sólo tenía una entrada. Lo que él no sabe es que es mejor ir sola que acompañada de alguien que no pueda apreciar la belleza de lo que va a ver.

Me senté, le di un sorbo a mi tinto, saludé a mi compañero de asiento —como cuando viajas en avión— y unas manos comenzaron a tocar el piano; una banda de músicos acompañó esas notas y se hizo la música. La piel de gallina. He escuchado la voz de Diana Krall desde que soy bien pequeña, pero nunca la he visto actuar en directo. Una experiencia que repetiría sin duda.

El concierto comenzó con Where Or When, seguido de I Don’t Know Enough About You y All Or Nothing At All. De momento el público estaba muy tranquilo; mirando embobado a esa mujer de melena rubia y voz particular.

Uno de mis momentos favoritos fue cuando comenzó a cantar Devil May Care, una canción que me encanta y que a ella le sale de lujo. Otro músico que hace una versión muy diferente de este tema es Jamie Cullum. ¡Qué pena que no la tocase en directo en el Mad Cool!

A la canción de Sinatra: In The Wee Small Hours Of The Morning, le añadió al piano un trocito de Another Day, de Paul McCartney. Ese detalle me hizo sonreír, al igual que la canción East Of The Sun (And West Of The Moon). Eché de menos que tocase alguna versión de las que tiene de Joni Mitchell; otra vez será.

Diana Krall puso el broche final a 47 noches de música en directo, creando una conexión mágica en un ambiente íntimo que fue posible gracias a su banda: Anthony Wilson (guitarra), Robert Hurst (bajo) y Karriem Riggins (batería).

Por aquí te comparto la siguiente crónica de Fernando Neira (El País) con muchos más detalles del concierto. Es la única que he leído que me demuestra que vio y sintió lo mismo que yo: Cuando Diana Krall tiembla, el Botánico se estremece.

Así como crítica personal, si ves que es un concierto en el que hay que estar sentado, no estés molestando constantemente a los demás levantándote porque necesitas ir al servicio, porque se te ha terminado la bebida o porque te llaman por teléfono. Por no hablar de quienes se pasan la noche con la cara iluminada cual luciérnaga o gusiluz por el teléfono.

Esto es un concierto de jazz; cualquier ruido puede hacer que el público o incluso el músico, pierda su concentración, y más cuando la gente camina por las plataformas metálicas de las gradas con la pisada de un elefante. Desde luego, hay determinadas personas que no deberían salir de sus casas ni para hacer la compra.

That’s all folks!

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