5 canciones del mes

Big Yellow Taxi: mayo en 5 canciones

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Hace unos días, me saltó una notificación del calendario de mi móvil, recordándome que tenía un vuelo cancelado a Polonia y que esa misma semana, tendría una boda en Jávea. Pintaba muy bien el mes de mayo en mi cabeza hace unos meses, la verdad. También se ha encargado de recordarme que hace cinco años estaba paseando por París, por eso he elegido esos bidones tan simpáticos para la portada de este post; forman parte de las fotos que hice durante ese viaje. No entiendo lo listo que es el teléfono para unas cosas y lo poco empático que es para otras… Algo así ha sido mi mes de mayo.

Quiero compartir con vosotros un poema que tenía guardado con especial cariño junto con un ramito de lavanda en una libreta que tengo donde suelo apuntar todas las cosas que se me pasan por la cabeza. Es de Fran Fernández y pertenece al libro «El arte de tocarte»:

A veces

te pienso y te dibujo.

Apareces ahí delante,

ya sabes, como caída del cielo,

como invitándome al arte de tocarte.

Después te desvaneces

y recuerdo que siempre tuve la impresión

de que pasaste por mi vida y yo no me detuve.

Despierto, y recuerdo que siempre fui incapaz de dibujar.

Sólo hice canciones, pero eso sí, eran tú,

juraría que al cantarlas la gente te ve, o se ven a ellos,

ven a la que tú serías en su vida y entonces,

todos sabemos dibujar.

Ya sabes,

todos tenemos poemas dentro,

porque todos los poemas que entran en nosotros

son nuestro propio punto de artista.

Una luz que lanza destellos, un faro.

Quizá eso sea también la poesía, un faro, una guía.

Mejor tenerla cerca entonces y ver por dónde vas,

al menos en lo que dura el haz de luz.

Te confieso que entre luces,

me gusta la incertidumbre,

la penumbra,

así puedo volver a dibujarte y verte ahí,

ya sabes, como caída del cielo,

como invitándome al arte de tocarte.

Por aquí os dejo las 5 canciones que más he escuchado en este mes de mayo y alguna que otra anécdota; a ver si conocéis alguna:

Tracy Chapman – Smoke and Ashes

Sin duda alguna, Tracy Chapman ha sido mi banda sonora de este mes. Horas y horas escuchando sus discos y viendo sus conciertos; tienen «algo» especial sus canciones y su manera de cantarlas. La semana que viene publicaré un post para saber un poco más de ella.

Crosby, Stills, Nash & Young – Our House

He estado muy obsesionada con esta canción. Graham Nash la escribió mientras vivía con Joni Mitchell. Se inspiró en un jarrón que compró ella una mañana después de desayunar juntos. La canción habla de su casa, de cómo es la vida ahí, del amor que siente por ella… No puede ser más especial la forma en la que empieza y termina: «I’ll light the fire, you put the flowers in the vase that you bought today…» De las canciones más bonitas que he escuchado. ¿Por qué ya no se hace música así?

Pearl Jam – Last Kiss

En los días malos, soy de esa clase de personas que, en vez de ponerse alguna canción que sea más alegre, le gusta refugiarse en la tristeza ajena… La canción la escribió Wayen Cochran, pero no tuvo mucho éxito. Después de escuchar las dos, me quedo sin duda con la versión de Pearl Jam:

Phil Collins – Strangers Like Me

¡Cómo es la banda sonora de Tarzán! No hay ni una sola canción que no sea preciosa y ésta, en concreto, me encanta:

Jorge Drexler – La trama y el desenlace

Me enamoran todas las letras de este uruguayo. En estos días tan atípicos en los que la vida parece que haya parado, pero el mundo sigue girando, también me gusta amar la trama más que el desenlace… «Camino por Madrid en tu compañía, mi mano en tu cintura, copiando a tu mano en la cintura mía. A paso lento, como bostezando, como quien besa el barrio al irlo pisando. Como quien sabe que cuenta con la tarde entera, sin nada más que hacer que acariciar aceras».

That’s all folks! A ver si nos sorprende junio para bien 😉

¡Nos leemos!

Marina Lozano

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Películas y documentales

Cuando el reloj marca la medianoche: París es una fiesta

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He estado poniendo orden y revisando todos los artículos que me ha tocado escribir a lo largo de la carrera. Tras toparme con alguno sobre exposiciones de fotografía y arte, reportajes y alguna que otra entrevista muy raruna: me dieron a elegir entre un león o una planta y me quedé con la planta. Recuerdo a mi madre diciéndome: «pregúntale qué abono nos recomienda». Seguí revisando las cosas que escribí y me encontré con la crónica de una película que adoro: Midnight in Paris de Woody Allen.

La escribí con mucho cariño para una asignatura de arte. El objetivo era ser publicada en la revista digital que tenía la profesora; una tal Violeta, que vio el título y ni se molestó en leer más allá. Parece ser que ella ya había escrito una reseña sobre esta película hace tiempo y no estaba dispuesta a publicar otra.

La verdad es que nuestras crónicas se parecían como un huevo a una castaña; tenían enfoques totalmente diferentes. Recuerdo terminar de escribirla muy emocionada; con una sonrisa y con la satisfacción de haber escrito con pasión. Estuve muy inspirada esa medianoche en Madrid…

En mi opinión, es una película para los soñadores y los nostálgicos. Nunca me canso de verla. Os recomiendo leer la crónica que os dejo a continuación con Si tu vois ma mère de Sidney Bechet de fondo. Es BRUTAL, siempre se me pone la piel de gallina:

París será el escenario donde artistas como Pablo Picasso, Salvador Dalí, Toulouse Lautrec o incluso Hemingway, cobrarán vida de nuevo para reunirse en una particular comedia romántica. Woody Allen nos acerca la historia de un escritor bohemio norteamericano que llega a la ciudad de la luz junto a su prometida y sus padres. Una película que nos llevará a los años veinte y donde la nostalgia pasará a ser la protagonista.

Midnight in Paris es una comedia cinematográfica estadounidense, escrita y dirigida por Woody Allen en el año 2011. Ambientada en el París de los años 20, está protagonizada por Owen Wilson, Rachel McAdams y Marion Cotillard, entre otros. Ganadora del Óscar al mejor guion original, ha sido la película más taquillera de Woody Allen en Estados Unidos, con 43 millones de euros de recaudación.

La película sigue a Gil Pender (Owen Wilson), un guionista bohemio y soñador, que se ve obligado a enfrentar las carencias de su relación con su prometida Inez (Rachel McAdams), una mujer materialista y con unos objetivos totalmente dispersos a Gil. Él sueña con vivir en París y ella pretende seguir en Estados Unidos y que Gil siga con su vida de guionista. Éstas diferencias se vuelven cada vez más exageradas cuando llegan a París de vacaciones y Gil se pierde paseando y comienza a viajar cada medianoche en el tiempo.

La magia sucede cuando el reloj marca las doce en punto de la medianoche, que es cuando un vehículo clásico, repleto de gente con champán y ganas de disfrutar, recoge cada noche a Gil en el Barrio Latino. Ese viaje en el tiempo le permite adentrarse en el París de la Belle Époque y conocer muy de cerca a todas aquellas personalidades del mundo del arte y la literatura que él tanto admira, como Luis Buñuel, Hemingway, el matrimonio Scott Fitzgerald, Salvador Dalí…

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Gil en el carruaje nocturno. Midnight in Paris, 2011

En ese mundo nocturno, aparece Adriana (Marion Cotillard), una musa que le hace plantearse todo aquello que forma parte de su vida y de su existencia. Estas vacaciones en París le inspiran para seguir escribiendo la novela en la que estaba anclado, y esos viajes que realiza al París de los años veinte, logran romper ese bloqueo. Por otro lado, gracias a unos diarios que Gil compra a un librero, descubre que Adriana estaba enamorada de él.

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Adriana y Gil en uno de sus paseos nocturnos por París. Midnight in Paris, 2011

La relación que mantienen Gil e Inez se va alejando. Él prefiere vivir anclado en el pasado, que cobra vida cada noche a la misma hora, como si de un sueño se tratase, y ella no muestra ninguna preocupación ni interés por las excursiones nocturnas de su prometido.

Cada noche, al reunirse con todos esos genios de la historia, Gil no puede evitar mostrar su admiración, ante la mirada atónita de los artistas, que no entienden nada. El siguiente ejemplo es un diálogo que mantiene el protagonista con el mismísimo Hemingway:

(Gil) ¿La leerías?

–(Hemingway) ¿Tu novela?

–Sí, tiene 400 páginas. Y sólo busco una opinión.

–Mi opinión es que la odio.

–Pero no la has leído.

–Si es mala, la odiaría porque odio la mala escritura. Si es buena me daría envidia y la odiaré más. Créeme, no quieres la opinión de otro escritor.

Midnight in Paris tiene una banda sonora sencillamente espectacular, formada por un total de dieciséis canciones. El comienzo de esta película está marcado por una serie de fotogramas de París, acompañados de la música de Sidney Bechet con “Si tu vois ma mère”. Una melodía de jazz que, si cierras los ojos, te lleva al mismísimo París de la Belle Époque. Por aquí os dejo la playlist: Midnight in Paris en Spotify

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En el cartel de la película, aparece el protagonista caminando a orillas del Sena. Si levantamos la vista, podemos observar cómo Allen ha querido hacerle una especie de guiño al pintor postimpresionista Vincent Van Gogh, pues el cielo es el mismo que aparece en La noche estrellada.

Woody Allen ha querido hacer un homenaje a París, a sus calles, a sus esquinas, a su gente… y acompañarnos en un paseo mágico por su época dorada.

Es una película repleta de referencias a la historia, la literatura, el arte y la música que te hacen soñar con querer vivir en esa época.

Midnight in Paris es perfecta para aquellas personas soñadoras y nostálgicas —con el alma en blanco y negro— que piensan que cualquier tiempo pasado fue mejor. Por aquí os dejo el tráiler de la que es sin duda una de mis películas favoritas:

Y si no quieres perderte ninguna de mis publicaciones, por aquí te dejo el siguiente formulario para que escribas tu correo electrónico y así puedas estar al día de mi blog. Muchas gracias por apoyarme y por leerme 😉

¡Nos leemos!

Un abrazo,

Marina Lozano

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Películas y documentales

Searching for Sugar Man

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Sixto Rodríguez en la portada de su álbum ‘Coming from Reality’

¡Hola! Tenía muchas ganas de escribir este post. Os voy a acercar una historia de lo más rara y asombrosa: la historia de Sixto Rodríguez a través del documental Searching for Sugar Man. Sé lo que estáis pensando; no tenéis ni idea de quién os estoy hablando y es muy normal. Que no sepáis quién es Bruce Springsteen o Eric Clapton, no tiene justificación, pero esta vez haré una excepción, ya que nadie tenía ni idea de quién era este músico. ¿Cómo es eso posible? ¿De qué hablas, Marina? Quédate a leerme para descubrir el misterio que rodea a este artista…

Conocí a Rodríguez mientras ensayaba con mi amigo Javi hace años. Entre canciones de Elvis, los Beatles y Extreme, sonó un tal Rodríguez. La voz me pareció preciosa, un poco estilo Bob Dylan, pero jamás había oído hablar de él ni de su música. Javi, que es de estas personas a las que te quedarías horas y horas escuchándole hablar —por la pasión y la emoción con la que narra las historias—  comenzó a contarme todo lo que sabía de él e insistió en que debía ver el documental Searching for Sugar Man: «Ya verás, te vas a enamorar de su música». 

¡Cuánta razón tenía! Lo vi hace varias noches y me pareció sensacional. Os dejo por aquí el tráiler para poneros en antecedentes:

Searching for Sugar Man, dirigido por Malik Bendjelloul en 2012, cuenta la historia de Sixto Rodríguez, un misterioso músico de origen mexicano del que nadie parecía saber nada. Todo empezó a finales de los años 60, cuando dos productores le descubrieron en un bar de Detroit y quedaron maravillados con su música. Grabaron dos discos con él: Cold Fact y Coming from Reality. Todo apuntaba a que se convertiría en un artista de renombre, pero ese éxito jamás llegó o bueno, jamás llegó que él supiera…

Mientras en Estados Unidos, su figura permanecía en la sombra, uno de sus vinilos llegó a la Sudáfrica del Apartheid. Tuvo tanto éxito que las copias «pirata» no dejaban de multiplicarse. Gracias a dos fanáticos amantes de su música, descubrieron que Rodríguez era «más conocido que Elvis en Sudáfrica». ¿Cómo es posible?

Como periodista y persona de naturaleza curiosa, tengo miles de preguntas acerca de Rodríguez. En mi opinión y después de haberme documentado, creo que Searching for Sugar Man trata muy por encima cosas básicas para poder entender esta historia tan surrealista. Por lo visto, antes de la gira sudafricana que realizó en 1998, tal y como muestra el documental, Rodríguez ya estuvo de gira por Australia en 1979. Este hecho no se menciona en el documental. Según una entrevista que le concedió el director de la película al diario británico The Independent, se le preguntó si se arrepentía de haber omitido u ocultado ciertos datos del cantante: «No, porque cuento la historia tal y como se la escuché por primera vez a Sugar». (Se refiere a Steve Segerman, uno de los sudafricanos protagonistas del documental al que le llamaban Sugar Man, como la canción de Rodríguez).

El director de esta historia, Malik Bendjelloul, iba más allá: «Imagina que eres un fan de Jimi Hendrix y quieres desvelar los detalles de su muerte, pero entonces descubres que él sigue vivo y acabas cambiando la vida de Hendrix. Me pareció una historia increíble. Y mientras montaba la película, esa fue siempre mi guía argumental, contar la historia desde los ojos de ese fan». 

Searching for Sugar Man ganó un Oscar al Mejor Documental Largo en 2013.

Y no sólo eso, sino que fue rodado con un Iphone. ¡Lo que lees! A Malik se le acabó el escaso presupuesto del que disponía y descubrió que a través de una aplicación de su teléfono llamada 8mm Vintage Camera, el efecto era similar al de una cámara Super 8.

I wonder… ¿Cómo es posible que a nadie le suene este cantante? ¿Cómo es posible que su voz pasara desapercibida?

Sinceramente, no creo que esto esté en manos del destino, ahí hubo algo que impidió que su voz fuera escuchada en todo el mundo. Quizá el racismo de la época o su apellido, ya que la discográfica que trabajó con él le aconsejó que cambiase su nombre mexicano —como ocurrió con el caso de Bob Dylan, cuyo verdadero nombre es Robert Allen Zimmerman— pero Rodríguez se negó a hacerlo.

Este documental ha despertado mi vena de Gloria Serra (Equipo de Investigación). Esta historia merece ser tratada con mucho más detalle y mimo. Quizá, a día de hoy y con todos los datos y el acceso a la información del que disponemos, la historia de Rodríguez podría convertirse en un documental que no se limite a la hora y media de duración, sino que a través de numerosos capítulos, se pueda llegar a resolver el enigma de este músico.

Os animo a que escuchéis su música a ver qué os parece. Personalmente, me encanta: I Think of You, I wonder, Sugar Man, Cause… por aquí os dejo un aperitivo; si queréis saber cómo suena Rodríguez, tendréis que investigar en Youtube o Spotify 😉

El documental lo podréis encontrar en Prime Video, Movistar+, Filmin o en Youtube. Os recomiendo que lo veáis y que saquéis vuestras propias conclusiones… ¿Mejor tarde que nunca? ¡Ya me diréis!

¡Nos leemos!

Un abrazo,

Marina Lozano

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